Campaña Antártica Argentina 2008/2009

04/08/2008

El pliego apunta sólo a oferentes nacionales, a pesar de que en el país no hay navíos con la alta clasificación para navegar en hielos. El año pasado esa misión fue cubierta con el arriendo del rompehielos ruso Golovnin, que reemplazó al incendiado Almirante Irízar. La Ministra de Defensa creó una Comisión de Asesores integrada por: el General retirado Jorge Leal, un expedicionario y conocedor del ambiente antártico, el Director Nacional del Antártico, Mariano Memolli, el Secretario de Asuntos Militares, Germán Montenegro, el Subsecretario Gustavo Sibilla y el Director del Instituto Antártico, Sergio Marenssi, más dos oficiales de la Armada.

 

Ese grupo interdisciplinario sesionó hasta llegar a la conclusión de que no había otro camino que repetir la solución del alquiler de un rompehielos. Antes barajaron alternativas que iban desde la compra de un buque polar de mediano porte (semejante al Bahía Paraíso, construido en astilleros nacionales, que se hundió en 1989 en aguas antárticas tras colisionar con una roca) e inclusive entró en el análisis la adquisición del rompehielos ruso Golovnin, pero la realidad del magro presupuesto echó por tierra esas fantasías.

 

La Base General Belgrano II, la más polar del esquema antártico nacional, es el factor determinante que condiciona al país a disponer de un rompehielos. Aún en verano las aguas del mar de Weddell tienen formaciones de hielo que pueden cerrarse y sólo se puede abrir paso con naves de cascos preparados para la ruptura. Nadie se animó a sugerir la posibilidad de cerrar Belgrano II: que esté en funcionamiento es un objetivo de alta política, se encuentra en una latitud extrema de relevante proyección antártica, muy cercana a otra, la base británica Halley. Se diría que compiten en «polaridad».

 

Urgencia

 

La propuesta más equilibrada llegó de boca del responsable del conocimiento científico antártico, el director Memolli: propuso la compra de un buque nuevo en el mediano plazo, enfocar los recursos a una plataforma de menor tamaño que el Irízar, pero con las mismas prestaciones y clasificación internacional para romper estructuras de hielo duro. Urge a los científicos asegurarse un buque pues desde la destrucción del Irízar los programas de investigación quedaron reducidos casi a la nada. Y como se sabe, ser miembro pleno del Tratado del Antártico, impone responsabilidades con la producción de conocimiento en esa área. Además, el país es asiento de la Secretaría Permanente del organismo, designación largamente peleada por la Cancillería que obliga aún más a mantener vigente la presencia en el continente helado.

 

La escasez de buques antárticos en la flota de la Armada generó tironeos entre el Ministerio de Defensa y la Cancillería. Se disputan los servicios del buque oceanográfico polar Puerto Deseado (en rigor, pertenece a la Secretaría de Ciencia y Tecnología y está comisionado en la Armada); por un lado, Garré lo requiere para apoyo de la campaña de verano, mientras que por otro lado, Taiana lo necesita entre la segunda quincena de enero y la primera de febrero de 2009 para completar las mediciones de la plataforma continental en aguas cercanas a las Islas Orcadas.

 

El Canciller está en tiempo de descuento, tiene que terminar los estudios de fijación del límite exterior de la plataforma continental argentina que serán presentados a las Naciones Unidas en mayo de 2009. La Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) de la Cancillería trabaja desde 1998 en la elaboración de una propuesta definitiva que ampliaría la soberanía marítima en una superficie de más de 4.000.000 de km².

 

Fuente: Ámbito Financiero en Portal Web Nuestro Mar.

 

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